Quisiera empezar este texto con una historia. Cuenta la leyenda, que en un profundo y frondoso bosque de China, se alzaba un árbol Kiri. Su copa era tan alta que podía hablar con el cielo y sus raíces eran tan profundas que llegaban al corazón de la madre Tierra, donde habitaba un dragón.
De ese árbol, un poderoso mago construyó un arpa maravillosa. Muchos músicos querían tocarla, pero el arpa permanecía en silencio o solo emitía sonidos extraños y poco armoniosos. Un día, llegó Peiwoh al palacio del rey. Con sumo respeto se acercó al arpa, la acarició, respiró con ella… y de las delicadas cuerdas empezaron a brotar bellas melodías. Peiwoh dibujó con el arpa suaves paisajes, cantó al amor, a la tierra, la vida… En sus manos tomaba forma la brisa del viento, pero también la tempestad, el amor, la guerra, la voz del dragón.
Las personas de su alrededor, maravilladas, preguntaron cuál era su secreto. “No hay secreto (dijo Peiwoh). Hasta ahora, las personas que probaron solo querían escucharse a ellas mismas. Yo simplemente toqué aquello que el arpa quería cantar, su tema: el árbol y bosque de origen, sus vientos, paisajes, sus amigos animales, sus brisas y tempestades, las estaciones vividas… En realidad, no sé si era el arpa que era Peiwoh o Peiwoh que era el arpa”.
Este bello texto nos introduce a aspectos y espacios muy profundos de escucha, de silencio, de paisajes físicos y emocionales (internos y externos), de interconexión y empatía. Cuando estamos plenamente conectados, cuando nos sentimos en resonancia con otra persona (ya sea paciente, familiar, cuidador…) las pequeñas distancias o barreras que pueda haber se van difuminando hasta llegar a un todo, la unidad, pues todo está interconectado.
En general, hablamos de la intervención con musicoterapia como un proceso de cambio entre el paciente, la música (como elemento intermediario) y el musicoterapeuta, como persona cualificada para acompañar en este proceso. Podemos consultar la definición dada por la World Federation of Music Therapy (2011).
Desde la interconexión actuamos desde la unidad, respiramos junto a la otra persona, sentimos con ella, latimos junto a ella y junto a la música. Todo fluye en un proceso creativo, amoroso y bello.
Como personas y musicoterapeutas que trabajamos en este delgado hilo de la vida, debemos estar con la máxima consciencia y honestidad posible, en primer lugar, con nosotros mismos, de conocer, reconocer y abrazar nuestros miedos, necesidades, vulnerabilidad, el amor a la vida… saber desde dónde nos movemos, dónde estamos. El vaivén emocional puede ser muy intenso y cambiar muy rápidamente en una situación de final de vida. No hay un mismo patrón para todos, cada uno sigue su propio ritmo y saber. Cada persona es sagrada, merece el máximo respeto y dignidad. Acogemos sin juzgar, con amor, estando lo más presentes posible.
Y desde nuestro ser, con nuestra voz e instrumentos, acompañamos al pie de cama aquello que la persona quiera compartir, expresar, llorar, reír, cantar, tocar, explorar, silenciar… Una simple melodía, con una armonía sencilla, organizada, puede ayudar a regular un patrón respiratorio que observamos agitado. La música organiza, encauza el camino.
La música también es belleza, un lenguaje universal, es amor. Y por eso, es vida. ¿Cuál es la música que te conecta con la vida? ¿te lo has preguntado? ¿Con cuál expresarías tu amor (u otro sentimiento)? Tod@s tenemos nuestras músicas, canciones, instrumentos preferidos… Esas canciones que lo dicen y expresan todo. ¿Cuántas veces no nos atrevemos a decir “te quiero” o “lo siento” o “perdona”… y aquella canción en concreto expresa lo indecible? Ya sea por su letra, su melodía, su armonía, el idioma, las imágenes que evoca… Es esa música y no otra. Y en directo, si le añadimos gestos, miradas, tacto, calidez, intensidades y ritmos musicales diferentes… esa interconexión puede llevarnos a crearnos de otra manera en el aquí y el ahora, trascender el sufrimiento, sentir la unidad, estar en paz.
Vivimos momentos únicos, ya sea en el hospital o en casa. Y estos momentos se impregnan en las células de todos los allí presentes. Posteriormente, el recuerdo de la sesión, puede servir de anclaje, para recordar un momento de respiro dentro de un proceso vital o recordar un momento de mucha trascendencia, espiritual. “¡Qué bonito ha sido!”, expresaba desde el alma la hija de una paciente que justo había fallecido durante la sesión, rodeada del amor y la presencia de todos sus seres queridos, desde las nietas más pequeñas a sus padres.
Con la música podemos preparar y dejar también un legado, algo tangible que puede ayudar a la familia en su posterior proceso de duelo: componer canciones dedicadas a los que se quedan, preparar unos himnos religiosos o espirituales que alivien o faciliten un homenaje posterior, grabar un audio o un vídeo de la sesión o sencillamente hacer un recopilatorio de las canciones más significativas de cada uno… un material que se puede escuchar y vivir desde la intimidad, como algo único de conexión con la persona que ha fallecido, o compartir con familiares que no estaban, amigos, vecinos… un aspecto emocional y social.
Existe mucha bibliografía consultable y relacionada con la musicoterapia al final de la vida, con revisiones y buena investigación, cuantitativa y cualitativa, que abarcan todos los aspectos y dimensiones del ser (desde los cambios en parámetros fisiológicos (como frecuencia cardíaca, respiratoria, SO2…), a parámetros de ansiedad, depresión, dolor, calidad de vida, estado de ánimo, consumo de calmantes, espiritualidad… (véase bibliografía).
Quisiera acabar esta pequeña introducción con otro texto, esta vez real: el texto de un mantra y una canción compuesta por una paciente en su fase final de la vida. El acompañamiento se realizó en su domicilio, en el salón de su casa, acompañada de su perra. A. H. era una persona relativamente joven, vital, muy dulce y con un cáncer muy agresivo, en estado metastásico y que afectaba especialmente la zona del habla.
Estaba interesada en conocer mantras que le pudieran mitigar el dolor y relajar la mente, especialmente a la hora de dormir. Por WhatsApp me comunicó el día anterior que quería poner música a una frase que le venía: “El amor lo cura todo”. Al llegar a su casa, con una melodía muy sencilla cantamos esta frase, que repetimos y repetimos hasta convertir en mantra: El amor lo cura todo, el amor, lo cura todo.
La sesión siguió avanzando y culminó con otro canto, un mantra al que, sin apenas darse cuenta, le fue cambiando palabras, poniendo su propia letra, expresión de su alma. Un canto lleno de paz, amor, vida… y agradecimiento. Un canto que grabó en su móvil para que pudiera disponer de él cuando quisiera. Un canto, un gran regalo y un gran legado.
Desde aquí mi pequeño homenaje y profundo agradecimiento a esta mujer, por este regalo, este tiempo de vida compartido, por ese crecer en compañía, en la unidad. La canción parte de un mantra inicial titulado “Ilumina”. Solo mantiene las tres frases iniciales, relacionadas con el Sol, la Luna y las estrellas. Después va entrando la improvisación, su ser.
Falleció pocas semanas después, en el hospital, sin dolor y con mucha paz.
Oh, grandioso/a/as Sol, Luna, estrellas do ceo… ilumina, ilumina
Oh, maravillosa sonrisa, sonrisa de (su nombre), me ilumina, me ilumina
Oh, grandiosos pulmones, mis pulmones… que respiran, que respiran
Oh, grandiosas células, células de (su nombre) yo os amo, yo os amo
Oh, preciosa (Nombre de su hija) yo te amo, yo te amo
Oh, precioso (Nombre de su hijo) yo te amo, yo te amo
Oh, preciosa (Su nombre), yo te amo, yo me amo
Oh, grandioso Espíritu, que me ilumina, me ilumina
Oh, maravillosa vida de (su nombre), vida de (su nombre), yo te amo
Oh, gran Amor que comparto, que comparto
Gracias a las amigas, que me completan, me completan
T’estimo / te quiero – otro mantra que decía a menudo.
Mireia Serra Vila
Licenciada en filosofía y letras. Máster en Musicoterapia. Doctora en Psicología. Profesora y tutora de prácticas de musicoterapia en diferentes másters de musicoterapia, enfermería oncológica y paliativa, y child life. Ha trabajado durante años en diferentes unidades hospitalarias de oncología y cuidados paliativos (Barcelona y Madrid). Actualmente realiza intervención domiciliaria tanto al inicio de la vida (embarazo y atención temprana) como el final. Y colabora en la implantación y difusión de la musicoterapia a nivel hospitalario. Cofundadora de la Associació Harmonia i Vida (Barcelona).
Tel. 619936928
https://mireiaserravila.wordpress.com
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http://revistas.ucm.es/index.php/ARTE/article/viewFile/51682/47925
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360268/?s1=noticias&s2=documentales&s3#
https://www.youtube.com/watch?v=WDAEt9N7okE (mismo documental, pero solo escenas de musicoterapia)
– World Federation of Music Therapy (2011). (Recuperado el 26 de abril de 2015 de: http://www.wfmt.info/WFMT/FAQ_Music_Therapy.html)